viernes, 24 de julio de 2009

Dices que vas a cambiar.


De verdad que cansada estoy de ser siempre la víctima, la mujer perfecta, aquella que todo hombre quiere y desea, sumisa, callada, sin decir, sin opinar, sin ser nada más que madre y mujer, que no se valore todo mi esfuerzo por estar en casa y educar a nuestro hijo.

No siempre ha sido así y no lo es de forma natural, pero en momentos siento esa necesidad de gritar de decir todo lo que pienso, de lo cansada que estoy de su familia (íntegra), de su egoismo como hombre y como padre, de sus críticas, de sus miradas, de su alterego, de su... del Señor Desesperado.

Hoy estoy enfadada, porque no se pueden decir cosas y luego intentar que la otra persona las olvide "mejor dejarlo en el pasado" "perdóname, voy a cambiar" de que sirve toda esa charlatanería si a los días volvemos al mismo punto de partida.

Todo porque quiere la vida de antes, de antes de nuestro hijo, de poder tener los mismos momentos de ocio que tenía (y que a mi modo y entender sigue disfrutando) de dormir plácidamente (idem de idem)... si, de todo lo que yo si que me he privado por ser madre y que él ni de lejos se aproxima.

En algún momento toda esa paciencia, que como dice mi abuela toda mujer debe tener, va a llegar a su fin, y entonces... realmente no sé cuales van a ser las consecuencias.

Mujer Desesperada.