viernes, 22 de agosto de 2008

Círculo de agonía


Hay días en los que me siento tremendamente agobiada. Ayer por ejemplo fue uno de esos días.

Primero que ya no estoy de vacaciones, se terminaron las visitas, la familia y demás, vuelvo a mi hogar con mi bebé y el Sr. Desesperado a trabajar.

Sé que es un lujo el poder estar cuidando yo de mi niño, no tener que estar trabajando y perdiéndome momentos de él, aún así me agobio tener que estar todo el día en casa, porque claro que puedo salir a pasear pero sola con el nene, la gente trabaja, tiene obligaciones, no pueden estar a nuestra disposición. Está la opción de que se lo quede la madre del Sr. Desesperado (Sra. Desesperante), pero para mi no lo es. Mi madre llega de trabajar por la tarde y podría salir con el niño, pero tampoco me apetece estar sin él.

Con lo cual todo esto es como un círculo vicioso, ya que me agobio, sin embargo no delego.

Ayer vinieron mis suegros (Srs. Desesperantes) por la mañana a ver al niño, llegaron a eso de las 10 y media, al momento vino el electricista, luego los albañiles... y sobre la una se fue todo el mundo... Estaba agotada de tanta gente, despertaron al peque, sólo querían tenerlo en brazos, así que cuando nos quedamos solos quería los mismo que le habían dado hasta ese momento, y yo tenía que ocuparme de otras mil cosas que se habían ido quedado sin hacer.

Por la tarde los
Srs. Desesperantes volvieron con un regalo para el chiquitín, un regalo genial (qué ironía) un TAMBOR... Por favor, si no tenía ya poca tranquilidad para colmo de males ésto.

Estoy Desesperada.

Mujer Desesperada

jueves, 21 de agosto de 2008

Mi no Fe


A veces me planteo que realmente no somos nada y lo somos todo, una reflexión de esas que te torturan, porque no llego a ninguna conclusión.

Intentas hacer bien, ser feliz, querer a tus padres, familia, pareja, hijos, ser buena trabajadora, ama de casa y aún así te siguen sucediendo desgracias, y a mi no me sirve eso de decir que el destino o pensar en una religión, ya que el tema de las religiones lo dejé apartado hace muchísimos años.

Antes de hacer la primera comunión ya me planteaba si existía un Dios, yo le decía a mi madre que creía que ese Dios era algo que había en nuestro interior una especie de conciencia, si, ahora lo asemejaría a la conciencia que tenemos del bien y del mal, el poder de amar y de querer, de ser bondadosos, de perdonar, pero con el paso de los años, que no pasan el balde, me he dado cuenta de que no hay tal Dios, al menos yo no lo encuentro en mi interior, sólo existo yo y las cosas y personas que me rodean, busqué esa Fe, sobre todo por mis abuelas, por no decepcionarlas, ya que ellas son muy creyentes, fieles a unos principios inculcados desde pequeñas, unas tradiciones que pesan más que sus años. Pero no hallé nada, así que decidí dejar de pensar en la religión.

Pero en momentos como los de ayer en los cuales hay una gran tragedia me lo vuelvo a plantear, ¿realmente existe alguien o algo más poderoso, capaz de consentir esto? personas que rezan ¿para qué?

No puedo creer, no tengo esa Fe y menos con lo que veo.

Mujer Desesperada


martes, 19 de agosto de 2008

En mis sueños


De nuevo lo he recordado, un sueño extraño en el que se podía ver más allá de esa simulada realidad.
Hace ya muchos años que lo conocí, mi primer año de instituto, al igual que el suyo, amigo de mi entonces novio. Un año que fue demasiado difícil para mi, y en el que aprendí a querer a los buenos amigos como él.
Pasamos infinidad de horas juntos, hablando, riendo, casi llorando...
Pero en ocasiones se pueden mal interpretar los sentimientos o más bien el roce hace el cariño, creo que fue eso lo que le pasó, había sido el mejor amigo de mi entonces ex, y quizás el papel de mi confidente, de la persona más cercana a mi a la cual le podía contar todo lo confundió, o quizás fuera el cúmulo de horas y de momentos y de conocernos tanto lo que le "enamoró"
Yo sin embargo no sentía lo mismo por él, además ese año conocí a mi actual pareja y todos los demás hombres pasaron a un segundo plano.
Desde aquel verano ya no volvimos a hablar, sólo se me aparece en sueños diciendo lo que pudo ser, lo que me quería ofrecer, con ese increible corazón.
Y esta noche de nuevo ha vuelto. Un sueño en el que yo elegía estar con él, hasta que me dí cuenta de que yo ya hice hace muchos años mi elección, y que ya no se puede cambiar, que quiero a mi marido y que deseo estar con él.
Me habré perdido tantas y tantas cosas por mis elecciones, no sé si fueron las acertadas o no, pero son las que son y feliz soy con ellas.

Al menos lo sigo teniendo algunas noches.

Mujer Desesperada